Jaurías de perros como amenaza a nuestra fauna silvestre

Sólo piel y huesos, eso fue lo que quedó “Canelilla”, una joven cría de huemul. La misma suerte corrió su madre, “Canela” de 9 años, posiblemente preñada, con quien se encontraba en el área en que vivían al interior del Parque Nacional Patagonia, en la región de Aysén. Una jauría de perros, proveniente de Cochrane y alrededores, las persiguió en el sector de la laguna La Pepa. Ahí fueron alcanzadas y atacadas por la jauría. Canela y Canelilla son de los escasos huemules que sobreviven en la actualidad. Hoy en día quedan 1500 ejemplares, lo que corresponde a menos del 1% de su población original. Con su pérdida se produce un retroceso más en la recuperación que venían experimentando los grupos de huemules en esta zona, ya que las hembras adultas son uno de los segmentos más importantes para la mantención y crecimiento de la población.

Con Conaf hemos desarrollando, por décadas, un trabajo coordinado y constante de monitoreo para resguardar a nuestra fauna silvestre. Sin embargo, el aumento de la población de perros en las zonas rurales, acompañada de una falta de supervisión y cuidado por parte de sus dueños, se ha transformado en una amenaza de alcance nacional, tanto para huemules, pudúes, guanacos y guiñas en áreas protegidas, como para el ganado menor y mayor, en predios privados.

Lo lamentable es que pese a que desde marzo de este año se cuenta con una Estrategia Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas (con foco en la conservación de la biodiversidad), seguimos siendo testigos a diario de casos como éste, que afecta a nuestra fauna silvestre. Necesitamos una estrategia que cuente con líneas de acción concretas, a través de la implementación de planes y programas en áreas de alto valor ecológico e incluir en estos protocolos, acciones sobre perros sin tenedor o tenedor desconocido, abandonados o de libre desplazamiento.

Con las normativas existentes hoy, un guardaparque de Conaf o un privado, poco puede hacer ante este tipo de ataques, aunque se hubiera encontrado a la jauría atacando flagrantemente al huemul, hay pocos resguardos para un abordaje real de la amenaza que representan. Esto pone en jaque los esfuerzos que se están realizando por proteger a nuestras especies nativas, a lo largo del territorio nacional. Es así, como los huemules, que están en peligro de extinción, se encuentran desvalidos.

Es crucial elaborar, actualizar y promover ordenanzas y/o normativas que regulen la presencia de perros y gatos en áreas de alto valor ecológico. Junto con ello sugerimos extender las facultades de fiscalización a otras entidades, como la PDI, Carabineros y BIDMA entre otros, para lograr así un mayor alcance territorial y enfocar esfuerzos en una coordinación con el fin de lograr un actuar articulado y eficaz en la protección de nuestra fauna silvestre, que hoy está en completo desamparo.