La urgente conservación del cóndor andino

El 13 de septiembre, previo a las celebraciones de fiestas patrias, se registraron 3 cóndores muertos en San Fernando. Todo indicaría, aunque está siendo investigado, que se trata de un envenenamiento. Sumado a esto, en septiembre tuvimos dos noticias más que lamentar: un cóndor muerto por ingesta de plástico al sur del lago Vargas, en las cercanías de Cochrane, y otro baleado en Putaendo.

La especie símbolo de nuestro escudo nacional, y también de otros países andinos en los que es considerada sagrada, se encuentra gravemente amenazada. Es completamente contradictorio que a pesar de tener una valoración cultural tan arraigada, cada año escuchemos de muertes en Chile, Argentina, Bolivia o Perú. Su población se encuentra en declive justamente por la acción humana, siendo el envenenamiento una de las principales causas.

El cóndor (Vultur gryphus), se encuentra en categoría de Vulnerable y su población en Sudamérica se sigue reduciendo alcanzando hoy los 6.700 individuos maduros según UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Pueden vivir hasta los 50 años y la madurez sexual la alcanzan aproximadamente a los 10 años, criando un solo polluelo cada dos años. Por lo tanto, las muertes ocurren a un ritmo y escala que no permiten su recuperación natural.

Esta especie posee un rol clave en el ecosistema, ya que se alimenta de cadáveres de animales que si no son eliminados, pueden convertirse en focos infecciosos y afectar a la salud humana.

La disminución de ejemplares, tiene consecuencias graves en nuestras vidas. Esta especie posee un rol clave en el ecosistema, ya que se alimenta de cadáveres de animales que si no son eliminados, pueden convertirse en focos infecciosos y afectar a la salud humana. Chile y Argentina concentran las principales poblaciones, por lo que el futuro del cóndor depende de las acciones que aquí implementemos, siendo clave las políticas de conservación y la educación ciudadana.

Esta ave ocupa grandes extensiones, y en la Patagonia, tenemos el privilegio de presenciar su vuelo de mar a cordillera. La creación de Parques Nacionales, constituye una estrategia para asegurar su hábitat, garantizando la presencia de grandes herbívoros como los guanacos, de los cuales se alimenta. Por otro lado, la creación de Parques Marinos costeros también es fundamental, ya que la carroña de lobos marinos y ballenas también forman parte de su dieta.

En Chile, iniciativas como Proyecto Manku, buscan rehabilitar y devolver cóndores rescatados a espacios silvestres, siendo un ejemplo de trabajo colaborativo entre distintas organizaciones público-privadas, que a través de acciones de liberación y de educación ambiental, contribuyen a la protección de esta especie tan importante para la salud humana y de los ecosistemas.