Restauración de los ecosistemas como política pública

Hace poco, el Parlamento Europeo aprobó la Ley para la Restauración de la Naturaleza, un hito importante para la restauración ecológica en política internacional. De ser ratificada, con esta nueva ley la UE se estaría comprometiendo a restaurar al menos el 20% de sus ecosistemas terrestres y marinos degradados a 2030.

En Chile, la recientemente aprobada ley del SBAP menciona 21 veces la palabra restauración en su texto final. No sólo la instaura como una de las principales medidas para acometer su principal objetivo—la protección de nuestro patrimonio natural— sino que también incorpora la figura de Plan de Restauración Ecológica, una herramienta innovadora para recuperar zonas que hayan sido declaradas como degradadas.

Tanto a nivel nacional como internacional, estos avances auguran un crecimiento de la restauración como estrategia de conservación de la biodiversidad. Y yendo más allá, desde el debate que se está entablando a nivel de la UE, la restauración ecológica se está considerando como requisito para la transformación hacia economías más competitivas y disociadas de la explotación de la naturaleza.

"Vemos en el rewilding una solución para avanzar en la recuperación de ecosistemas íntegros y autosuficientes, o en otras palabras, como una estrategia para ayudar a la naturaleza a sanar."

Carolina Morgado, Directora Ejecutiva de Rewilding Chile

Bajo ese prisma, vemos en el rewilding una solución para avanzar en la recuperación de ecosistemas íntegros y autosuficientes, o en otras palabras, como una estrategia para ayudar a la naturaleza a sanar. Ciertamente, nuestro bienestar depende de las contribuciones que los ecosistemas nos proveen, y para esto, los procesos ecológicos necesitan volver a recuperar su vigor y su lugar.

Los meses que se aproximan serán claves para consolidar las políticas y reglamentos que busquen promocionar y aumentar los programas de restauración efectiva de la biodiversidad. No será un clima exento de fricciones, ya que muchos ven la conservación como antagonista del desarrollo, desconociendo el gran aporte del sector naturaleza en la economía. En el marco de frenar la combinada crisis climática y de extinción de las especies, no tenemos mucho tiempo para vacilar. No por nada la ONU declaró el periodo de 2021-2030 como la Década de la Restauración y la meta 2 del acuerdo de Kunming-Montreal está especialmente enfocada en la restauración de ecosistemas degradados.

Así como necesitamos seguir fortaleciendo nuestra red de áreas protegidas, las coyunturas actuales nos obligan a doblegar nuestros esfuerzos para recuperar lo que hemos perdido. En restaurar lo que hemos degradado. En dar una mano a la revitalización de la biodiversidad, desde las políticas públicas.

Fuente: Diario La Tercera