
Foto: Eduardo Sorensen
Luego de más de 20 años trabajando por la conservación terrestre en la Ruta de los Parques de la Patagonia, hemos expandido el foco hacia el mar. A través de nuestro programa buscamos crear nuevas áreas marinas protegidas, relevando la importancia de conservar ecosistemas completos y conectados, para garantizar la continuidad ecológica.
Si bien en Chile se ha avanzado mucho en la creación de áreas marinas protegidas, y el 42% del mar chileno se encuentra bajo alguna categoría de protección, en la Ruta de los Parques de la Patagonia -entre Puerto Montt y Cabo de Hornos- menos del 1% de los ecosistemas costeros patagónicos (litorales, canales, fiordos y bahías) se encuentran estrictamente resguardados. Con nuestro Programa Marino buscamos aumentar esta protección del 1% al 10%.
La Patagonia chilena posee uno de los mayores ecosistemas de fiordos del planeta, con cerca de 84.000 km de costa, es decir, más de 2 veces la circunferencia terrestre. Este ecosistema se caracteriza por una elevada productividad biológica debido al aporte de sedimentos ricos en nutrientes procedentes de los ríos y del deshielo de los glaciares, siendo hábitat de numerosas especies, como la ballena sei (Balaenoptera borealis), que se encuentra en peligro de extinción; fauna bentónica como el hidrocoral rojo (Errina antarctica) una especie vulnerable, reconocida internacionalmente como un indicador de la salud de los ecosistemas o el pez hielo (Champsocephalus esox), endémico del sur de la Patagonia y que está enfrentando un alto riesgo de extinción.
En estos paisajes marinos costeros de la Patagonia chilena los bosques de algas (principalmente Macrocystis pyrifera) son un protagonista indiscutido. Esta alga es la planta marina más grande de la Tierra: ¡crece cerca de 30 metros por año! y forma uno de los hábitats más diversos y productivos del planeta, jugando un importante rol como sumidero de carbono. Sin embargo, estos bosques presentan una importante amenaza relacionada a su potencial extracción con fines comerciales, como ha ocurrido en el norte de Chile.
Esta gran riqueza ecológica y los desafíos para su conservación impulsan nuestro Programa Marino el cual busca proteger los frágiles ambientes de la Ruta de los Parques, para asegurar la continuidad de los procesos ecológicos, proporcionando un océano sano con sus ecosistemas completos.
Gracias al apoyo de diversas organizaciones como Blue Marine Foundation y Marisla, hemos podido realizar expediciones, cuyo propósito es identificar y documentar ‘hotspots’ de biodiversidad, presencia de comunidades (especies y hábitats) bentónicas y peces existentes en los fondos marinos, ampliar el conocimiento sobre la estructura de estas comunidades y cómo se ven influenciadas por las variables ambientales. Además, nos permiten mapear amenazas y monitorear el estado ambiental de hábitats únicos identificados. Todo lo anterior nos permite construir argumentos técnicos que justifiquen la creación de parques marinos, y así empujar la conservación marina al más alto nivel de protección existente en la legislación chilena.
Desde el año 2021 hemos realizado más de 15 expediciones en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, utilizando tecnología de vanguardia que nos permite acceder a lugares remotos y poco explorados: además de drones submarinos (ROV, por remotely operated vehicle) que pueden descender más de 200 metros, comenzamos a usar Cámara de Video Submarino Remoto con Carnada (BRUV, por su sigla en inglés), una herramientas de registro submarino no invasivo que ha permitido importantes resultados. Por otro lado, gracias al “Diving-PAM”, hemos podido realizar la primera caracterización morfológica y ecofisiología de los bosques de macroalgas pardas, con esta tecnología pionera en Chile que permite tomar medidas in situ de la cantidad de carbono que estos sistemas subacuáticos son capaces de capturar. Todo este trabajo ha sido posible mediante la colaboración con diversas instituciones como la Universidad Austral de Chile, Universidad de Los Lagos, el Instituto Español de Oceanografía, y la Universidad de Magallanes, entre otras.
Asimismo, hemos trabajado en los ámbitos de educación pública para generar conciencia sobre la riqueza que albergan los mares de la Patagonia, y la urgencia de protegerlos, impulsando también la articulación con otras organizaciones de la sociedad civil para generar campañas que ayuden a frenar las amenazas que enfrentan estos ecosistemas, tales como la salmonicultura.
Acercarnos a la belleza del océano, ir más allá de la oscuridad del fondo marino y sumergirnos en este mundo, nos permite conocer su rica diversidad ecosistémica, que queremos conservar para las presentes y futuras generaciones ¡Conocer para proteger!
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