El valor de nuestros bosques de macroalgas

A lo largo de las costas de Chile, encontramos frondosos bosques de algas, comúnmente conocidos como “huiro”. Éstos fueron descritos por Charles Darwin en las crónicas de sus viajes señalando: “sólo se puede comparar estos grandes bosques acuáticos del hemisferio sur con los terrestres de las regiones tropicales (…) Si se destruyera parte de un bosque, no morirían tantos animales como lo harían si se destruyera un bosque de huiro o kelp”. Hoy, un estudio publicado en Nature Communications ha destacado la importancia de los bosques de algas gigantes para la economía global, estimando que estos ecosistemas proporcionan servicios valorados en más de 500.000 millones de dólares anuales. Esta cifra proviene de la función de los bosques de algas como hábitat para especies de peces y mariscos y por lo tanto, para la industria pesquera, así como de su capacidad para absorber el dióxido de carbono atmosférico y eliminar los contaminantes del agua marina, como el nitrógeno.

La importancia de los bosques de algas gigantes no puede ser subestimada, y debemos tomar medidas urgentes para protegerlos. Es necesario que se establezcan medidas de conservación y el manejo sostenible de ellos, incluyendo la regulación de la extracción ilegal y desmedida de algunos bosques de macroalgas y la promoción de prácticas de pesca responsable y sostenible.

Según un análisis de Mora-Soto, los bosques de macroalgas en el hemisferio Sur son uno de los ecosistemas costeros marinos menos alterados de la Tierra. Su mapeo muestra que actualmente se encuentran casi en los mismos sitios y ocupan la misma extensión que hace 200 años. Lo cual sugiere que estos ecosistemas se adaptan rápidamente al cambio ambiental, relevando la necesidad de protegerlos para mantener sus funciones y servicios ecosistémicos. En este sentido, valoramos la iniciativa del comité de recurso bentónico de la región de Magallanes y Subpesca que, con el fin de velar por el uso sustentable de los recursos hidrobiológicos, propone y establece una veda extractiva de dos años del huiro flotador, Macrocystis pyrifera, prohibiendo la explotación de praderas, impulsando a su preservación y la protección de los ecosistemas asociados, existiendo, además la inquietud de concretarla de forma indefinida.

La importancia de los bosques de algas gigantes no puede ser subestimada, y debemos tomar medidas urgentes para protegerlos. Es necesario que se establezcan medidas de conservación y el manejo sostenible de ellos, incluyendo la regulación de la extracción ilegal y desmedida de algunos bosques de macroalgas y la promoción de prácticas de pesca responsable y sostenible. Las soluciones debieran incluir la creación de áreas marinas protegidas, para poder garantizar la conservación de estos importantes ecosistemas, asegurando su valor económico y ecológico en el largo plazo.